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Este proyecto de recuperación se inscribe en un contexto argentino y americano de resurgimiento y reagrupamiento de distintos pueblos y comunidades que se creían extinguidos, lo que en términos antropológicos se conoce como procesos de reetnización ó emergencia étnica. En este caso, el proyecto tiene un plus que también lo diferencia: la presencia actual y efectiva de descendientes directos del máximo representante del linaje, lo que otorga a la tarea un valor histórico sustantivo.

 

Hacia 1991 comenzó el proceso de concientización de distintas personas pertenecientes a la familia Pincén, al reconocerse como parte de una filiación legendaria de las culturas aborígenes de la Argentina, al mismo tiempo de sentir la necesidad de recuperarse como miembros de una comunidad supuestamente extinguida.

       

Luis Eduardo Pincén, tataranieto del cacique, tuvo a su cargo la ardua tarea de informar, intercambiar y trasmitir entre los distintos descendientes, los conocimientos acerca de la historia de la comunidad y liderar desde entonces el proceso de reconstrucción.

El objetivo es la consolidación del lof, comunidad material e inmaterial que involucra no solo a los hombres y mujeres, sino a todos los otros seres vivos, el medio ambiente y las entidades espirituales que según la cosmovisión originaria rigen el equilibrio en el planeta y el Universo.

Recuperando el espíritu transcultural e interétnico con que fue formada en el siglo XIX, la comunidad está integrada por personas de distintos orígenes : paisanos günün a küna-mapuche descendientes del cacique; paisanos günün ä küna-mapuche; hermanos de otras ascendencias (qolla, mapuche, ranküllche) y winkas (hermanos “blancos”).

RECONSTRUIR EL LOF

REINSTALAR EL NGUILLATÚN EN LAS PAMPAS

El término correcto para definir nuestra etnia es el de günün a küna (gente de la tierra en lengua günün ä i´ajisch o tehuelche del norte). Pero como somos conscientes de que por alianza, matrimonio o guerra nos relacionamos históricamente con los hermanos mapuches y que muchos de sus integrantes habitan actualmente nuestra región y con ellos su cultura, es que decidimos tomar también esta denominación, asumiendo nuestra identidad de pueblo originario mestizo genética y culturalmente: günün a küna-mapuche. También nos asumimos con la denominación con que fuimos conocidos originalmente y que no responde a un criterio exclusivamente étnico, sino histórico: “la tribu de Pincén” o simplemente “los Pincén”.           

 

Siendo una comunidad desterritorializada o sin territorio, está sustentada en una espacialidad no fija, más bien móvil, reactualizando así el espíritu nómade originario de los cazadores günün a küna. Hoy es una comunidad asentada en un territorio disperso que se reúne a partir de un camino espiritual común. Esto no implica que en un futuro se puedan reivindicar tierras y territorios ancestrales, es más, ello es parte inalienable de los derechos indígenas, pero en este momento no constituye la prioridad. 

 

Fisicamente está asentada en distintos enclaves urbanos y rurales en un amplio espacio geográfico del país, con agrupaciones en San Miguel, Hurlingham, La Plata (conurbano bonaerense); Capital Federal; Olavarria, Tandil, Sierra de la Ventana, López Lecube y Puán (provincia de Bs As); General Pico y Santa Rosa (La Pampa); La Paz (Córdoba) y Neuquén (Neuquén).

...“la tribu de Pincén” o simplemente “los Pincén”...

El eje de la reconstrucción –y aquí se encuentra una de sus originalidades-  está puesto en la  reintroducción de la ceremonia ancestral (Nguillatún, Kamaruko o Rogativa) en la zona pampeana, adonde hace más de 100 años que no se realiza, con el objetivo de lograr el reequilibrio energético y espiritual de la región, de las personas y de todos los seres vivos que allí habitan.

Cuando la comunidad decidió conformarse nuevamente como tal, se debatió durante mucho tiempo desde qué lugar se iba a abordar esa reconstrucción. Y primó el camino espiritual, teniendo en cuenta también la presencia de la energía denominada kempeu -el espíritu familiar-, que obliga a todos los integrantes de una comunidad a actuar de acuerdo a sus tradiciones para que no se produzca la muerte de ese espíritu y en consecuencia la desconexión con los ancestros.

Desde el año 2000 los miembros del lof Pincén viajan a Neuquén a dos comunidades de hermanos mapuche para nutrirse de sus vivencias,  conocimientos y espiritualidad. Uno de los momentos culminantes es la participación en la Rogativa, Nguillatún o Kamaruko, la ceremonia más importante de estos pueblos. Los hombres aprenden el  choike purrun -la danza ancestral-y las mujeres los tayil –los cantos sagrados-

Durante los tres días con sus noches que dura la celebración se reaprenden allí todos y cada uno de los múltiples rituales que la integran: construcción y mantenimiento del nicantu -la ramada-; protocolo; lenguaje ceremonial; preparación de las comidas y obtención de  chivos;  awun -la cabalgata-; amu purrun -danza colectiva-; penteu –la rogativa-; kelén –la pintura ceremonial- etc.      

HACIA LA GRAN CELEBRACIÓN EN 2020

Es el Tiempo para que el Nguillatún vuelva a celebrarse en las pampas. Las fechas previstas son el 12, 13 y 14 de septiembre, en coincidencia con el Año Nuevo günün a küna, que lo conmemoraba como pueblo cazador de la región en Primavera, momento de parición de los guanacos y nacimiento de los chulengos, sus crias. 

 

LOGROS

Especialistas –pertenecientes o no al lof- en diversas conocimientos tradicionales como tejidos, cerámicas, platería, lenguas originarias mapudungun (mapuche) y günün a'ajech (tehuelche septentrional) contribuyen a que los miembros se formen en los distintos campos de conocimiento requeridos.

 

También se encaran tareas más especificas como la reintroducción del fumar ceremonialmente la planta sagrada del Tabaco, práctica perdida después de la autodenominada “conquista del desierto”

Otros especialistas transmiten sus conocimientos en materias como historia, antropología, arqueología, medicina y biología.

 

Desde el año 2009 se mantienen reuniones periódicas entre los distintos miembros y agrupaciones de la comunidad, para afianzar los vínculos, organizar,  proyectar y realizar las distintas actividades. También se realizan periódicamente las reuniones del Consejo de la Comunidad, presididas por sus autoridades

...es el Tiempo para que el Nguillatún vuelva a celebrarse en las pampas...

En 2015 y luego de dos años de presentada la solicitud ante el Instituto Nacional de Asuntos Indigenas (INAI) se obtuvo la Personería Jurídica. Ese mismo año, pasamos a formar parte del Consejo Zonal Picunche de la Provincia de Neuquén, en calidad de Octava comunidad e integrante espiritual de ese Consejo.

 

En 2016 la comunidad es aceptada oficialmente para intervenir en las restituciones de restos humanos y/u objetos pertenecientes a ancestros de la región pampeana así como colaborar en las inhumaciones a través de observar y respetar las costumbres ancestrales en esos rituales.

 

Desde hace varios años y en forma creciente desde 2012 la comunidad tiene un mayor grado de exposición pública organizando Jornadas, participando de eventos públicos, firmando cartas y solicitadas, y con aparición de sus integrantes en distintos medios de comunicación. Respecto a esto último el lof tiene desde 2015 un rol destacado en ElOrejiverde como responsable de Pueblos Originarios.      

 

Como parte de este proceso de mayor visibilidad el lof tiene inserción en los espacios académicos de dos Universidades nacionales: UNTREF (Proyecto de Investigación 2015-2017, sobre su proceso de reconstrucción) y UNLaPam (Convenio de Cooperación 2017)

Volver a realizar la ceremonia en las pampas será clave, constituyéndose en un  punto de inflexión y de partida de todas las demás acciones que se emprendan a partir de entonces, las que no se limitarán a la población indígena: la presencia de la comunidad Pincén contribuirá, en la zona en que se lleve a cabo el Nguillatún, a un cambio de consciencia en los demás habitantes, a través de un modelo de vida más armónico en lo sociocultural (respetuoso de las tradiciones, del lugar y de todos los seres vivientes), en lo económico (aplicación de tecnologías apropiadas para el adecuado cuidado del ecosistema) y lo espiritual (los valores, lo trascendente, la conexión con la Totalidad)

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